El mundo de Guermantes, tercera parte de la saga, en busca del tiempo perdido, que inician “Por el camino de Swann” y “A la sombra de las muchachas en flor” y completan, por este orden, “El mundo de Guermantes”, “Sodoma y Gomorra”, “La prisionera”, “La fugitiva” y “El tiempo recobrado”. Los exquisitos poderes de observación del escritor francés Marcel Proust se renuevan para dar el detalle, la especificidad física e intimista de los cenáculos, compuestos por asiduos e iniciados en el mundo aristocratizante de finales del siglo XIX y principios del XX en Francia. Aquí, la estatuilla de porcelana de Sajonia, como llama Proust a la duquesa de Guermantes, acapara la atención del escritor por ser representativa de ese mundo snob y cerrado, lleno de misterios, en el que los nuevos tiempos y las nuevas ideas pugnan por entrar y encuentran la resistencia más refinada e intransigente de una clase social que estaba por expirar, y en la que el caso Dreyfus divide opiniones entre semitas y antisemitas.