Se desorienta por los caminos de tierra y de no ser por la referencia de la tienda, que a veces le resulta más familiar que la casa que ha alquilado y en la que lleva ya durmiendo una semana, se sentiría perdida. La zona ni siquiera es bonita, aunque al atardecer, cuando se difuminan los contornos y la luz se vuelve más dorada, encuentra cierta belleza a la que aferrarse.