En 1938 se cerró un capítulo clave de la historia del petróleo mexicano que se inició desde el fin de la Revolución Mexicana: la expropiación petrolera. No obstante, hablar del petróleo mexicano es hablar de una historia llena de tensiones y conflictos en el marco de la política interna e internacional. Con este fin, Lorenzo Meyer traza un análisis que estudia el desarrollo de la industria petrolera para resaltar la constante pugna de intereses entre las compañías petroleras estadunidenses, respaldadas por su gobierno, y el gobierno mexicano, haciendo de esto un estudio de caso sobre el imperialismo económico estadunidense y la pugna en torno a la soberanía mexicana.