El conjuro de una bruja frente a un nicho cambiará el destino de un cementerio para siempre. Es aún inexperta haciendo hechizos y pagará muy caro las consecuencias de un terrible error.
Roberto, un joven como otro cualquiera, es retado a pasar una noche dentro de un camposanto, sabiendo que siente verdadera aversión hacia esos lugares. Para hacerse el valiente, acepta y al entrar se esconde en un panteón para que no lo encuentren y donde se queda encerrado. Allí se encuentra a Jon, un gótico cuya afición es dormir entre tumbas. Roberto dejará ver sus prejuicios con los siniestros y juntos descubrirán algo que ninguno imaginaba accediendo al alcantarillado en busca de una salida.
Miguel, el vigilante que vive dentro del cementerio, ha descubierto un secreto inimaginable contra el que deberá luchar y aprenderá a aceptar la existencia de zombis, seres que hasta entonces solo habían existido en el cine y los libros.
Los tres formarán un triángulo de confusión durante una noche en la que harán lo posible por salvar sus vidas y que el secreto del cementerio no salga al exterior una vez llegue la luz del día.
Veinticuatro horas trepidantes en las que la lucha sin descanso dará pie a una historia de terror gótico con tintes gore que el lector disfrutará como si estuviera viendo una película de terror, siendo golpeado a cada escena sin descanso hasta la última página.
Javier Herce vuelve a adentrarse en un género literario que conoce bien dando pie a una historia trepidante que ocurre en su totalidad dentro de un cementerio, lugar que siempre ha sentido muy cercano a él y al que homenajea con esta novela que no es la típica narración de zombis al que el lector puede estar acostumbrado.