Después del éxito internacional de su colección de artículos de la Segunda Guerra Mundial, Stig Dagerman fue enviado a Francia con la misión de continuar esta tarea periodística. En cambio, se refugió en un pequeño pueblo francés y en el verano de 1948 creó lo que sería su novela más personal, conmovedora e impactante: Niño quemado.
Ambientada en un barrio de clase trabajadora en Estocolmo, la historia gira en torno a un joven llamado Bengt, que cae en una profunda confusión privada por la muerte inesperada de su madre. Mientras lucha por hacer frente a su pérdida, su desesperación se transforma lentamente en rabia cuando descubre que su padre tenía una amante. Pero cuando Bengt jura venganza en nombre de la memoria de su madre, también se ve arrastrado a una relación febril y conflictiva.