Compendio de crónicas, retratos de estrellas e historias íntimas, Error humano nos permite entrever el insólito mundo del autor y nos invita a destapar algunas de las realidades más sórdidas que alimentan sus novelas. Destacan en este universo Palahniuk el capítulo «Combate de cosechadoras», una crónica sobre la América profunda donde se mezclan el absurdo y la aberración, el retrato de un Marilyn Manson que habla sin tapujos de sí mismo a través de una sesión de tarot o la curiosa descripción del rodaje de El club de la lucha (adaptación de la novela que llevó a la fama al autor), en la que se habla del potenciador de labios de Brad Pitt. Chuck Palahniuk es el rey del territorio white-trash, un lugar que todos los seguidores de su obra conocen bien, un lugar que evitamos y que, sin embargo, atrae al tiempo que aterroriza. Como lo definió el escritor Alberto Fuguet: «Chuck Palahniuk es ver vídeos porno y comer papas fritas en lugar de masturbarse. Es pagar con tu tarjeta Visa y no tener a nadie a quien llamar después. Palahniuk es la voz que eyacula la psiquis del American almost-psycho, del adicto a la adicción, del tipo que no necesita matar porque ya está muerto».