En la cabaña primitiva Laugier no ve sólo un arquetipo, sino también un procedimiento. Ello le llevará a intuir que la esencia de la arquitectura radica en su lógica constructiva, verdaderamente racional. Su verdad no se encuentra en la proporción, sino en la lógica de la construcción. Establecida esta verdad, el problema de la arquitectura, antes que estético, es ético.