«Si queremos un país distinto lo tenemos que hacer nosotros, no puede culparse a otro, no sirve el juego de la denuncia si no está acompañado por la acción y la participación. La queja y el escepticismo -el pasatiempo principal del argentino— se muestran como lo que son: cómplices de lo peor. Ésta es más la causa del mal que su consecuencia.»
En Argentina Impotencia, Alejandro Rozitchner invita al lector a nutrirse de perspectivas de distintos orígenes (desde Nietzsche hasta Osho, pasando por José de San Martín) para acceder a un pensamiento afirmativo que consiga transformar el presente nacional.