“No me puedo acostar con un hombre que guarda tantos secretos”
Aunque sabía que Conrad le rompería el corazón, Jayne se enamoró de él. Y Conrad Hughes, director de casino, se lo hizo pedazos con sus ausencias y sus mentiras. Por fin, Jayne estaba dispuesta a seguir con su vida, pero su esposo tenía otros planes para ella.
Las misiones que Conrad realizaba para la Interpol destruyeron su matrimonio. Cuando Jayne acudió a Montecarlo para conseguir el divorcio, él decidió lanzar un ataque en toda regla. Seducir a su esposa fue un juego de niños; ganarse su confianza era un asunto completamente diferente. Sin embargo, Conrad no tenía intención de perder…