«En una época en la que abundan los pensadores que distribuyen el pienso al ganado lector y los Pangloss de turno deslumbran al público con frases como “la débil densidad vital de los visigodos” explica nuestro ADN actual, un libro como el de José María Ridao es un bienvenido regalo y oportuno motivo de reflexión. Sus consideraciones en torno al hombre y el Absoluto, a la invención del Absoluto por el hombre abarcan los diferentes aspectos de dicha abstracción desde el concepto y proclamación de lo universalmente válido y del ejercicio de la condigna superioridad que ello procura hasta el hecho de basar el origen de la Creación en un relato que sustituye el lenguaje racional por un lenguaje narrativo que hay que creer a pies juntillas so pena de convertirse en réprobo a ojos de quien se autoerige en su portavoz. El repaso a figuras tan dispares como Sócrates, San Agustín, Dante, Dostoievski, Tolstói o Proust es tan innovador como estimulante. El señuelo de la verdad absoluta, dice Ridao, nos hace olvidar que la verdad proferida por el ser humano es siempre relativa y sujeta a menudo a prescripción.» Juan Goytisolo