Y, entonces, me besó.
Sucedió tan repentinamente que apenas tuve tiempo para reaccionar. Un instante estaba mirando sus ojos color pizarra, y al siguiente, sus labios estaban presionando los míos. Sentí que esa familiar sensación de seguridad fluía a través de mí mientras mi cuerpo cantaba con repentina calidez y mi corazón latía frenéticamente. Entonces, tan repentinamente como antes, se alejó de mí. Parecía tan sorprendido como yo