un editor siempre es un profeta, publica un libro y cree que va a funcionar.
Como todo, el espíritu del tiempo afectará a la figura del editor, tendrá que intervenir más asiduamente en cuestiones tecnológicas, estar mucho más implicado en fenómenos como el de los blogs... Aquí, en la editorial, hay un par de personas jóvenes atentas a aquellos blogs que parecen más afines a la editorial, también tenemos una página web, estamos en Facebook, Twitter, etc.
¿Cómo se siente en este universo que está afectando de una manera tan importante a su vocación?
Un poco perplejo ante el futuro. De todas formas, en estos momentos aún es posible aplicar los principios básicos de mi forma de entender el mundo de la edición pero ampliando la curiosidad a las nuevas tecnologías.
Ahora bien, volviendo a la crisis, esta ha provocado que la edición sea cada vez más mimética. Siempre ha habido una tendencia al respecto, pero ahora sale Stieg Larsson y hay cincuenta posibles Larsson, una novela histórica de éxito y... ¡gran boom de la novela histórica! En cuanto a la novela negra..., yo había sido gran lector de novela negra o criminal, y había publicado a Patricia Highsmith, pero en España iba más bien despacito. Y, de súbito, se produce una explosión.
Por necesidad, comprensible, de supervivencia hay muchos editores que son más miméticos y menos personales que otros. Hay una expresión de Einaudi hablando de la edición «sí» y la edición «no» que dice algo así: «La edición “sí” es aquella preocupada fundamentalmente por la buena literatura, por el ensayo profundo y lúcido y que busca que cada libro sea un libro valioso y original en sí mismo; versus la edición “no”, que es la edición repetitiva y que va simplemente en busca del posible bestseller siguiendo la secuela de otras experiencias». La edición «sí» es la que pretende ser fiel a la búsqueda que enriquezca.
Habla de lo que decía Einaudi, edición «sí» y edición «no», y antes nombraba las listas de los más vendidos. Parece que el lector está más a favor de la edición «no».
Me temo que sí.
¿Qué consecuencias tiene esto para editoriales como la suya?
La buena literatura en general siempre ha sido minoritaria, o comparativamente minoritaria. Por