Aunque técnicamente es una obviedad, culturalmente no lo es tanto: hay más virilidad en un cuerpo sobrio que en uno ebrio. Pero también hay más virilidad en un cuerpo vegano, formado y militarizado que en otro devorado por el colesterol y las grasas animales. Hay más virilidad –convienen todos estos nombres– en la resistencia que en la trampa del consumismo. Y, en el fondo, la masculinidad como reclamo de un estilo de vida alternativo. Funciona