“escribir en la pared” anuncia una destrucción y, simultáneamente, opera esa destrucción. Así pues, el imperativo para las mujeres de América Latina no consiste simplemente en ocupar y transformar el espacio público, o sea apropiarse de la condición de ciudadanas, sino en reconocer que hablar como mujer en una sociedad pluralista podría llegar a reinstituir, de manera engañosa, la misma relación de privilegio que ha separado a la intelectualidad de las clases subalternas.