Tess, María Teresa Mendoza, regresa a su ciudad natal dispuesta a reencontrarse con sus amigos y a comerse el mundo. Sin embargo, el azar trastoca sus planes al colisionar con unos ojos negros que la encadilan y despiertan en ella el deseo de cometer locuras. Lo que ignora es que esos ojos pertenecen a uno de los calaveras más reputados de Veracruz, y para colmo, hijo de su madrina.A Juan Santacruz le cuesta dar crédito a que la atractiva joven que aparece una mañana en el club marítimo sea el juguete de su infancia, la “princesa” a quien cambiaba los pañales. Fascinado, se deja atrapar en una apuesta para enamorarla.Cuando la ingenua Tess descubre la identidad de Juan, ve en su vecino la posibilidad de experimentar, de tener un guía en el mundo del romance con la confianza de que su corazón no saldrá herido. Para él, supondrá la excusa perfecta de tenerla a su lado.Pero ninguno de los dos cuenta con que, entrando los sentimientos en danza, las buenas intenciones fracasan.