Un drama judicial muy bien contado. Los elementos usuales: Una condena injusta y excesiva, pruebas mal valoradas y testigos acomodaticios. Arthur Conan Doyle, creador de Sherlock Holmes, imita a su detective de ficción y busca demostrar la inocencia de George Edaljy, un inglés como el que más, pero de origen parsi, por lo que para la sociedad inglesa no es digno de confianza. Racismo y espiritismo son los otros dos hilos conductores de la novela.
Emociona ver a Conan Doyle ser un Holmes de carne y hueso.
Me gustó mucho.