Annie Ernaux cuenta en estas páginas la relación que mantuvo con un hombre mucho más joven que ella. Una experiencia que la hizo volver a ser, durante varios meses, la «chica escandalosa» de su juventud. Un viaje en el tiempo que le permitió atravesar una etapa decisiva en su escritura.
«A menudo he hecho el amor para obligarme a escribir. Quería encontrar en el cansancio, en el desamparo que le siguen, razones para no aguardar ya nada de la vida. Tenía la esperanza de que el final de la expectativa más imperiosa, la del orgasmo, me hiciera sentir la certeza de que no había goce superior al de la escritura de un libro. Quizá ese deseo de desencadenar la escritura del libro fue el que me condujo a llevar a A. a mi casa a tomar una copa después de cenar en un restaurante donde, por timidez, había permanecido prácticamente mudo. Era casi treinta años más joven que yo.»