¡A mí, a mí, a mí! ¡Escógeme a mí!
Y eso hicimos.
Lo escogimos a él.
Ya en el coche
puso su cabeza
contra mi pecho
y enroscó sus patas
alrededor de mi brazo
como diciendo
Gracias gracias gracias.
Y a los otros perros
en las jaulas
los matan a muerte
si nadie los escoge.