Un muchacho joven de lentes contó que las guacamayas sólo pueden hacer sus nidos en árboles viejos, viejísimos, que ya tienen el tronco un poco blando, porque ahí pueden escarbar. Entonces ponen sus huevos y cuando nacen los polluelos, vienen los traficantes y tumban el árbol a machetazos. Si es que los polluelos sobreviven a la caída, los agarran y los venden. No se suben a los nidos a agarrarlos de ahí, porque están los papás que los defienden; y según parece, el pico de una guacamaya puede funcionar como un arma muy mortífera.
—Hay muchas probabilidades de que los pollos mueran con el golpe; además, por cada árbol que tiran hay un sitio menos para que una guacamaya haga su nido. Por eso cada vez hay menos árboles centenarios.