El perro era una bolita café rojiza bien caliente y tierna y el veinte de noviembre cuando nació y nos lo trajeron a regalar le pusimos Maxwell Harrison Finnigan Albaricoque Pepe Álvarez pero le decíamos Maco a menos que nos enojáramos con él y entonces le dijéramos su nombre completo para que ladeara la cabeza y parara bien las orejas y se desconcertara un rato.