Me gustan los libros que refieren a otros libros, además de un homenaje a los autores es un aliciente para el lector. Camelia y la filosofía es una novela de ideas, muchas. Creo que eso la hace un poco lenta.
Cuenta la historia de Cam, una brillante chica marroquí que tiene problemas para terminar la prepa. Su profesora de filosofía cuenta la historia, a través de los correos electrónicos que le envió Cam con la reseña puntual de sus clases.
Beatriz es la profesora de primer grado de prepa y cuenta con varios alumnos muy brillantes que se involucran con la clase. La historia se desarrolla durante el ciclo escolar y donde cada clase es de gran impacto intelectual.
No sabemos si la profesora sigue a pie justicias el programa (que por tratarse del primer curso de filosofía se esperaría un poco de la historia y la materia misma). En cambio, tenemos un ciclo alucinante de muchas ideas de las cuales parece difícil que los alumnos de esa edad puedan seguir.
Asimismo, resulta complicado que Juan Antonio Rivera, el autor, maneje con fluidez a los dos personajes femeninos. A ratos cierro los ojos y no me parecen profesora y alumna. Desde Madame Bovary es complicado para un hombre el alma femenina. Conforme avanzan las clases hay muchos clichés de cómo se desenvuelve una filósofa y una estudiante brillante que además es atractiva.
Con respecto a las ideas, me parece su universo es extraordinariamente diverso y profundo. Y, pienso, que por ello mismo la narrativa es lenta. Por un lado la anécdota es muy sencilla pero por el otro el contenido es denso.
De ese gran universo, destaco la perspectiva de que es posible enseñar filosofía a un gran público no avezado. Los ejemplos son muy buenos. Me atrajo la teoría del azar y sus tres niveles; así como la idea del movimiento en flujo natural.
Y, qué decir de la crítica al exceso de racionalismo. Para evitar la locura, sugiere, hay que dejarnos llevar por la intuición. El fundamento es contundente desde la biología, el cerebro está hecho para sobrevivir, adaptarse y seguir adelante, no para entender todo lo rodea a una circunstancia.
La anécdota de Tolstoi es estupenda. También lo de Kant y Hume es revitalizante. Y, así otros ejemplos. Tal vez lo que menos me gustó sea su perspectiva ideológico conservadora. Me parece que enfrenta al evolucionismo social frente al racionalismo marxista. Sin duda el balance es bueno, a ratos de una hilaridad intelectual que se agradece.