ambas respuestas, disociativas o de hiperexcitación, son sorprendentemente parecidas a los trastornos por déficit de atención, por hiperactividad o al trastorno negativista desafiante. Los niños disociados obviamente no prestan atención: parece que, en lugar de centrarse en las tareas escolares, se dedican a soñar despiertos o a estar «en otro mundo». Y es cierto que se desconectan del mundo que los rodea. La juventud hiperexcitada puede parecer hiperactiva o distraída porque a lo que realmente están prestando atención es al tono de voz del profesor o al lenguaje corporal de los otros chicos, no al contenido de las lecciones.