1880 Un marchante de arte de origen holandés regresa a su hogar en un pequeño pueblo de Ciudad Real, tras meses de viajes de trabajo por el extranjero. Junto a él, un invitado, el joven Vincent Van Gogh. El pintor aceptó la invitación con entusiasmo al ver los cuadros con paisajes de los campos de Castilla que portaba el comerciante en sus viajes, tan similares a los de las tierras holandesas. Su llegada al pueblo y conocer a la familia del marchante, provocarán muchos sucesos.