Puesto que hay rezos para todas las ocasiones, los nacimientos, las bodas, la agonía, también deberían encontrarse plegarias para todo, para una chica de veinte años que ha ido a ver a una abortera, que sale de ahí, lo que piensa después, mientras camina, cuando se tumba en la cama. Las leería y releería. Pero los libros no abordan estas cuestiones.