Estás esperando a tu hijo pero él ya está en ti. Empiezas a transitar un período muy particular de tu vida, tal vez tu primer embarazo, tal vez no. Sea como fuere, estás distinta, y desde el principio sabes que es un momento único.
El embarazo es un momento de crisis para todo tu ser, y como tal, abre nuevas oportunidades para sentir, para aprender. Surge una nueva sensibilidad que te hace receptiva a trabajar con tu cuerpo y por lo tanto a recibir los beneficios de la práctica del yoga, tanto para ti como para el niño que está por nacer. Estás consagrada a la creación de una nueva vida, no sólo con tu cuerpo, sino también con tus emociones, tu mente y tu espíritu.
El yoga te ayudará a tener el mejor de los embarazos y de los partos posibles, y desde el comienzo mismo proporcionará al niño un medio positivo para su crecimiento. No olvides que estar en la mejor forma física y espiritual te ayudará a conservar la salud durante el embarazo y aumentará la posibilidad de un parto natural y una rápida recuperación. Realizar de manera regular estos ejercicios te ayudará a evitar el estrés, a descargarte de la tensión crónica y a proteger la espina dorsal, de modo que el cuerpo se podrá acomodar con facilidad a los cambios del embarazo. Te dará flexibilidad y libertad de movimientos, cada vez te encontrarás más cómoda en las diferentes posiciones y aprenderás cómo respirar para hacerle frente a las contracciones.
Cuando llegue el momento de dar a luz sabrás instintivamente cómo emplear el cuerpo, dejándote fluir en todo momento. La sesión diaria de ejercicios te calmará y te centrará, hará que crezca la conciencia que tienes del niño, y te dará tranquilidad y paz interior, puesto que te sientes a gusto contigo misma y con tu energía vital, con tu energía creativa.