—La primera reunión de sexto curso.
Levanto la vista para mirarlo.
—¿Cómo dices?
—Esa fue la primera vez que te vi. Estabas sentada una fila delante de mí. Pensé que eras guapa.
Me río.
—Buen intento. —Es tan tierno que Peter se invente cosas para parecer romántico…
Pero él continúa.
—Tenías el pelo muy largo y una diadema con un lazo. Siempre me gustó tu pelo, incluso entonces.
—Vale, Peter —digo, alargando la mano y dándole una palmadita en la mejilla.
No me hace caso.
—Llevabas tu nombre escrito en la mochila con letras de purpurina. Nunca había conocido a nadie que se llamara Lara Jean.
Me quedo con la boca abierta. ¡Fui yo misma quien pegó esas letras en mi mochila! Tardé una eternidad hasta que conseguí que quedaran bien rectas. Me había olvidado totalmente de esa mochila. Era mi posesión más preciada.
—El director empezó a elegir nombres al azar para subir al estrado y jugar a una rifa. Todo el mundo levantaba la mano, pero a ti se te había enganchado el pelo en la silla y tratabas de sacarlo, así que no te eligieron. Recuerdo que pensé que quizá debía ayudarte, pero me imaginé que sería raro.
—¿Cómo te acuerdas de todo eso? —le pregunto atónita.
Se encoge de hombros con una sonrisa.
—No lo sé. Simplemente me acuerdo.
Kitty siempre está recalcando la importancia de las historias de los comienzos.
En la universidad, cuando me pregunten cómo nos conocimos, ¿qué será lo que les diré? La versión corta es que crecimos juntos. Sin embargo, eso se corresponde más a mi historia con Josh. ¿Que fuimos novios en el instituto? Esa es la historia de Peter y Gen. Entonces ¿cuál es la nuestra?
Supongo que diré que todo comenzó con una carta de amor.