Lo logré.
¿Lo logré?
Yo no lo entregué, él dejó que se lo llevarán, me miró por última vez y pronunció las palabras malditamente correctas que me desgarraron el corazón y el alma.
¿Esa es su excusa?
Ahora queda la otra parte de la historia, la que temo saber y no me atrevo a preguntar, no quiero que también sea culpable de eso, me rehúso a creer que el hombre que amo es un asesino.
No puede hacerme daño, al menos no físicamente, nunca lo ha hecho, pero de todas formas el daño ya está hecho, solamente que no se puede ver.
Me temo que si le dejé entrar es porque desde un inicio no tenía la intención de salir de ahí.
Y es que si hablamos de ser profesional, ése definitivamente es él.
—Te amo, Aleksei
—Atrapado.