«La Plaza» narra la minuciosa construcción de un ajuste de cuentas entre un puñado de sobrevivientes de la noche de Tlatelolco y uno de los autores políticos de esa masacre. No habría que dudar en situarla entre lo mejor de Luis Spota. La páginas de «La Plaza» recogen y se apropian de las voces de un gran número de testigos presenciales, como lo señala el propio Luis Spota antes de empezar a contar y las incorpora al río de una trama que se desarrolla en dos rumbos Uno de estos rumbos persigue los pasos del movimiento estudiantil de verano de 1968. El otro atiende uno de los saldos inmediatos de la matanza de la Plaza de las Tres Culturas: el mandato de la venganza.