Chantal Mas encuentra un hueco en el quehacer emocional e intenta resolverlo. Lo señala con firmeza ya que es una realidad ineludible: no tenemos las herramientas para asumir y afrontar la pérdida de los seres amados.
Esta es una obra de vital importancia con una aproximación extremadamente personal. No es un tratado académico, al contrario, es un libro que explora con toda honestidad una experiencia a la vez desgarradora y bella: «A raíz de que murió mi hermana, hace veinte años, escribí una serie de poemas para tratar de explicarme lo que estaba viviendo. En los últimos quince años me preparé y comencé a acompañar duelos. A pesar de ser de gran utilidad una terapia para entender el duro proceso de una pérdida cercana —que trae consigo gran cantidad de emociones y dudas—, me di cuenta de que hay muchas personas que nunca irían a un acompañamiento, pero que sí leerían un libro sobre el duelo.»
Desgarradora porque fue inevitable. Bella porque ahora Chantal Mas la utiliza para sanar a los demás. He ahí el punto que todo lector debe atender y entender: lo inevitable toca a nuestras puertas y es obligatorio estar preparados.