Charlie es una monada de niña. Rubia, de ojos azules, educada y cariñosa. Pero también es piroquinética. Sí, puede encender fuego a distancia, desde inofensivas fogatas hasta hogueras inmensas, capaces de arrasar grandes extensiones. Y si posee estas capacidades a los siete años, horroriza pensar qué podrá hacer cuando sea adulta. Aunque, la verdad, tiene muy pocas probabilidades de llegar a la edad adulta. Porque La Tienda, el ultrasecreto servicio estadounidense encargado de efectuar investigaciones científicas y paracientíficas para aplicarlas a las guerras frías, tibias o calientes, ha decidido estudiarla y eliminarla, tal como estudió y eliminó a sus padres después de haberlos utilizado como cobayas humanos.Y el horror se vive, se masca. Porque el verdadero horror procede de las paradojas de la situación, de una hermosa niña dulce y desamparada, que necesita protección pero que posee una inmensa capacidad destructora, y de una organización gubernamental, dedicada a la investigación científica, que emplea sus mejores hombres y sus mayores recursos en la tarea de localizar y asesinar a una niñita de siete años de cuyas facultades paranormales es responsable y de cuya actuación futura no quiere responsabilizarse.