si todo el pueblo sabía desde hace muchos años que la Bruja y el Luismi eran amantes, y que estaban peleados por un asunto de un dinero, pregúntenle al Luismi, pregúntenle al Brando; ese cabrón vive ahí a tres cuadras del parque, casi frente a las maquinitas de don Roque, una casa amarilla de portón blanco, pregúntenle a ese cabrón qué fue lo que hizo con el dinero, y dónde están los cincuenta varos que le prometieron,