En una entrada publicada en Facebook, Roman Gratteri viene a calificar tal cosa de inverosímil y tal vez de cruel: «Lo han llamado racista, intolerante, mentiroso, ladrón, falso, nazi, Hitler, mal administrador financiero, codicioso, inculto, egoísta, arrogante y odioso. No tengo ni idea de a quién votaré, pero tengo que elogiarlo: todo eso es mucha porquería para aplicarla a una sola persona, con independencia de lo que sea. ¡Impresionante!». Entiendo lo que quiere decir, pero tengo para mí que un caso pronunciado de engreimiento puede, de veras, ser negativo para una persona y causar fallos en diverso grado. Es normal que alguien de carácter firme y disciplinado (como Gratteri) considere que tal cosa es muy poco probable, y estoy de acuerdo en que sería cruel si no hubiera tantos testimonios que lo demuestran.