El mundo es del tamaño de lo que recorres, su extensión se limita a lo que has visto y vivido; pero no es todo lo que recorres, solo lo que recuerdas de ese recorrido. La novela transcurre en el norte de Argentina, entre el Gran Chaco y la selva misionera. Un investigador algo irreverente, torturado por un amor que no le es correspondido, desarrolla un proyecto relacionado con el efecto del cambio climático sobre los anfibios.
Con las notas encontradas en sus cuadernos, en las que se expresa de una forma crudamente sincera, el narrador nos muestra su privada forma de mirar un mundo que no entiende. La historia da un giro inesperado a partir de una decisión en apariencia intrascendente.
Hay un trasvase de géneros, una osmosis entre literatura y ciencia, se suceden las casualidades y lo intertextual propone un original juego que influye en la propia trama. Es explícita la influencia de autores como Bolaño, Vila-Matas, Sebald o Houellebecq, entre otros.
El autor, con una reconocible voz propia, mezcla con habilidad la descripción detallada de lugares, las reflexiones, las citas textuales y los retratos psicológicos de los personajes. A veces, la narración se impregna de un tono lírico que es interrumpido por una ironía delirante o un humor fresco y hasta surrealista y hace que su lectura no deje de sorprender.