Esta publicación es el producto de una incursión e investigación sobre la antigua ciudad de Armero, que indaga por las dinámicas culturales, los relatos mágicos que se tejen y los afectos de una población que se esfuerza por mantener viva su historia.
Las crónicas son producto de la exploración del territorio, un ejercicio de laboratorio en el que se expuso el cuerpo con una intención estética que respaldará una apuesta personal: un punto en el que convergieran el periodismo y el arte, entendido este como una experiencia estética en doble vía -o varias-; es decir, en el que actúan varios actores, no solo el reportero, sino cada uno de los potenciales lectores o público al que llegue, y utilizando para ello soportes y narrativas que son extensión del cuerpo y el espíritu mismo.
Estos relatos, juntos, arman una cartografía de una ciudad invisible que flora sobre la visible, la de los vestigios; una secuencia de voces que contituyen un retrato caleidoscópico de esa ciudad, hoy heterotópica.
Armero se sigue narrando todos los días desde la virtualidad en un coro de voces de armeritas en diáspora y que siguen reivindicando la memoria de la antigua Ciudad Blanca.