Blueschild Baby –la novela de George Cain, publicada hacía solo un año– había predicho con acierto la guerra de Nixon antes de que esta empezara oficialmente: «Dicen que te detienen por cometer algún delito, tráfico de estupefacientes, prostitución, robo, homicidio –piensa George en la novela–, pero esos no son los motivos por los que te meten entre rejas.» En una entrevista concedida décadas más tarde, el jefe de política interna de Nixon para asuntos internos, John Ehrlichman, confesó precisamente eso: «¿Sabíamos que estábamos mintiendo sobre las drogas? Por supuesto que sí.» Ehrlichman afirmó que el gobierno de Nixon no podía ilegalizar a los negros, pero sí podía relacionar a la población negra con la heroína: «Podíamos detener a sus líderes, asaltar sus casas, dispersar sus reuniones y vilipendiarlos noche tras noche en las noticias.»