A través de sucesivos encuentros con un enigmático compañero con quien se reúne a tocar el violín, Erika Ewald experimenta el amor, aunque es incapaz de expresarlo. Luego de un largo período, en un reencuentro azaroso en un concierto, se reencuentran. Erika se sorprende al verlo y practica las palabras para decirle con mucha cautela.