Educa tu mente para que deje de aferrarse a las preocupaciones, a los miedos, a las presiones para tener éxito, a los resentimientos o a los remordimientos, y en vez de eso mira con amor y generosidad; abraza el potencial de la incertidumbre y deja que los demás sean ellos mismos, y encuentra tu inspiración. Suelta las condiciones que puedes haber estado poniendo a la felicidad hasta este momento. Porque depende de ti que te pongas o no condiciones a ti mismo y que se las pongas a tu felicidad, a tu amor, a tu generosidad y a tu bondad. No necesitas una razón para ser feliz. Tanto si afrontas un día desafiante como te sientes creativo, perezoso o triste, en esencia puede ser un día feliz.