Cuentos escritos por seis mujeres y seis hombres, todos ligados a la comunicación de una u otra forma, aunque hasta ahora sin haberse atrevido a publicar ficción pura. Sería una lástima que precisamente ahora, que vencen sus miedos, acabara el mundo. Pero, si tiene que ocurrir, no se me ocurre una forma mejor de acabar nuestros días como planeta que leyendo este libro.
El libro incluye los relatos:
Infinito de Alicia Merino
“Y entonces sí, por fin su cuerpo se dejó llevar y empezó a temblar, incontroladamente.”
Pacto en negro de Adolfo Suárez
“Quizás no había sido buena idea encerrarse en aquel ataúd a oscuras dentro de sus habitaciones personales, sumidas también en la negrura…”
El templo del Deseo del Hombre de Ana de la Morena
“Esforzarse en no pensar. No respirar. No ver. No tocar. No sentir. No latir…”
La despensa de Eduard Farrán Teixidó
“Solo su cuerpo. Su cuerpo y ese olor a miedo y a muerte en el aire. El mismo que le vino a la memoria ahora mismo en medio de la oscuridad.”
Lirios Lilas de Eva Sanagustín
“Encogido en el suelo, ocultaba su cara como si hubiese alguien que pudiese verle”.
Expreso al Infierno de Javier Meneses
“Siempre creí que cuando uno se muere, pues eso, se muere y ya está.”
El día que aprendí a viajar en el tiempo de Diana Morales Lara
“La expresión más elevada del temor es despertar y no recordar qué ha pasado, pero tener la conciencia de que ha sido algo malo.”
Presas de patas de José Carlos León
“Aquel sería el primer cigarrillo de mi vida, y esperaba que la advertencia impresa en el paquete, fumar mata, cumpliera su amenaza.”
Lentamente de Idoia L. Cantolla
“Nadie te hará daño entre las siete y las nueve de la mañana, porque es, sencillamente, de mal gusto.”
Es cosa de hombres de Dyaz Llavador
“Leo sintió un escalofrío. Su sexto sentido le decía que aquella bruja les traería problemas. A ella y a su amado jefe.”
Extinción de Sònia Valiente
“Ahora, a punto de morir, y desde una lúcida perspectiva, lo sabía. El amor es lo más importante de la vida…”
Sombras de Rafael Verdejo
“Como si tuviera vida propia, la sombra ascendía por los muros húmedos, se escurría serpenteando entre alcantarillas y puertas cerradas…”