Para mí, forjar tu historia no consiste en llegar a algún lugar o alcanzar una meta determinada. En vez de esto, lo veo como un movimiento hacia delante, como una forma de evolucionar, de intentar avanzar hacia una versión mejor de nosotros mismos. El viaje no se acaba. Me convertí en madre, pero aún me queda mucho que aprender de mis hijas, y mucho que darles. Me convertí en esposa, pero continúo adaptándome a lo que significa amar de verdad y construir una vida con otro ser humano, lo que constituye una constante lección de humildad