Antes que el amor romántico, y tanto como el sexo, la amistad puede ser el vínculo más incombustible entre los seres humanos. Amalia y Vero se rencuentran tras décadas sin verse, y acuerdan un intercambio electrónico. ¿Qué se escriben dos antiguas compañeras de colegio cuya amistad quedó interrumpida por una circunstancia adversa?
En esta novela, Fortunata Barrios actualiza las formas del género epistolar para recrear su arraigada relación con la amistad. Y es que la carta —o el correo electrónico— es un espacio de libertad, de confianza y de confidencia, donde, así como cada yo se alimenta del otro, se deconstruye y reconstruye a partir de un ejercicio introspectivo. Lo fundamental entre Amalia y Vero no son las inquietantes y divertidas aventuras sexuales que se cuentan, sino la construcción conjunta de un ámbito único, tan compartido como individual. He ahí su verdadero ejercicio erótico.