a madre de Angela, en la silla de las visitas, elegantemente vestida a pesar de que el casquete y los tacones cubanos tenían ya una década, y allí estaba también Angela, de cinco años, con falda escocesa, zapatos de salón de piel negra, actriz nata, recitando la historia de esa terrible batalla entre Ivan Skvinsky Skzar y Abdul Abulbul Amir,6 las amenazas, los juramentos, los golpes.