Hoy vivimos una verdadera contrarrevolución. Desde la década de 1980, en efecto, los más ricos no dejaron de incrementar su porción de los ingresos y los patrimonios, invirtiendo la anterior tendencia secular a la reducción de las brechas de riqueza.
Los factores económicos y sociales que engendraron esta situación son bien conocidos. Pero el deterioro de la idea de igualdad también desempeñó un papel crucial al conducir insidiosamente a deslegitimar el impuesto y las acciones de redistribución. Por otro lado, la denuncia de desigualdades experimentadas como inaceptables linda hoy con una forma de resignación y un sentimiento de impotencia. Por consiguiente, no hay nada más urgente que refundar la idea de igualdad para salir de los atolladeros de nuestro tiempo.
El libro contribuye a esta empresa de una doble manera. Al rehacer la historia de los dos siglos de debates y de luchas sobre la cuestión, en primer lugar ilumina de una manera inédita la situación actual. Luego, elabora una filosofía de la igualdad como relación social que permite ir más allá de las teorías de la justicia que, de John Rawls a Amartya Sen, dominaron hasta el momento la reflexión contemporánea. Y muestra que la reconstrucción de una sociedad fundada en los principios de singularidad, de reciprocidad y de comunalidad es la condición de una solidaridad más activa.