Pero esto nunca será tan útil como pasar tiempo con un líder espiritual, observando cómo ora, cómo usa la Biblia, cómo habla de su fe, cómo sirve a otros creyentes, cómo maneja su dinero y posesiones, cómo responde al sufrimiento y a la desilusión, cómo se relaciona con su cónyuge e hijos, cómo toma decisiones importantes, cómo responde a la autoridad; y hacerle preguntas en cuanto a lo que uno observa. Así fue como Jesús les enseñó a sus discípulos a seguir a Dios; no meramente con palabras, sino también viviendo su vida con ellos en este aspecto.