A las cinco de la mañana del domingo 22 de junio, el Ejército alemán atravesó la frontera soviética, en lo que sería el ataque más colosal de todos los tiempos. Las cifras de la invasión no tenían parangón en la historia: en la ofensiva participaban más de tres millones de soldados alemanes, junto a 3.600 tanques y 600.000 vehículos motorizados, además de 7.000 piezas de artillería y 2.500 aviones.