Los cimientos mismos de la conspiranoia son las sospechas de que el sistema está abrumadoramente escorado a favor de una minoría acaudalada y poderosa que no duda, ni por un segundo, en poner a funcionar sus vastos recursos con el objetivo de engañar al ciudadano de a pie. No es extraño, por tanto, que una de las metáforas favoritas de la conspiranoia actual sea esa dicotomía entre la pastilla roja y la pastilla azul que vimos en la película Matrix (The Wachowskis, 1999): acepta tu realidad tal y como ellos quieren explicártela o, por el contrario, descubre por ti mismo los hilos secretos de la sociedad; la verdad nunca revelada; el guion que da sentido a todo, oculto al común de los mortales.