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Manuel Puig

El beso de la mujer araña

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  • kim claudiahas quoted5 years ago
    Es curioso que uno no puede estar sin encariñarse con algo… Es… como si la mente segregara sentimiento, sin parar…

    —¿Vos creés?

    —… lo mismo que el estómago segrega jugo para digerir.

    —¿Te parece?

    —Sí, como una canilla mal cerrada. Y esas gotas van cayendo sobre cualquier cosa, no se las puede atajar.

    —¿Por qué?

    —Qué sé yo… porque están rebalsando ya el vaso que las contiene
  • crysel Mandujano Centenohas quotedlast year
    la mutabilidad esencial de la naturaleza humana
  • crysel Mandujano Centenohas quotedlast year
    la mutabilidad esencial de la naturaleza humana
  • crysel Mandujano Centenohas quotedlast year
    la mutabilidad esencial de la naturaleza humana
  • crysel Mandujano Centenohas quotedlast year
    la mutabilidad esencial de la naturaleza humana
  • crysel Mandujano Centenohas quotedlast year
    —Es que habría que saber aceptar las cosas como se dan, y apreciar lo bueno que te pase, aunque no dure. Porque nada es para siempre.
  • crysel Mandujano Centenohas quotedlast year
    Pero ¿es justo eso, Valentín?

    —¿Qué cosa?

    —Que yo siempre me quede sin nada… Que yo no tenga nada mío de verdad, en la vida
  • crysel Mandujano Centenohas quotedlast year
    Y por eso… te respeto, y te tengo afecto, y quiero que vos también me tengas afecto… Porque, mirá, el cariño de mi mamá es lo único bueno que he sentido en mi vida, porque ella me acepta como soy, me quiere así no más, como soy. Y eso es como un regalo que te hace el cielo, y es lo único que me ayuda a vivir, lo único
  • Cinthia Segoviahas quotedlast year
    todo esto, el muchacho y la patrulla que va con él tratan de seguir las huellas del auto en la lluvia. Y después de mucho buscar no me acuerdo bien cómo hacen, para encontrar el camino. Y ella está sola con el asesino éste, el mayordomo que es el jefe de todos en realidad, un personaje mundial del crimen, y ya cuando él se le echa encima, ahí en esa salita donde ha hecho preparar una cena íntima, ella agarra el tenedor de trinchar y lo mata. Y ya están llegando el muchacho y los otros, y ella abre una ventana para escaparse y ahí mismo está de guardia el chofer asesino, al pie de la ventana, y el muchacho lo ve a tiempo y le tira un tiro, pero el rengo, no perdón, el chofer, porque el rengo ya murió en el museo, entonces el chofer, moribundo, alcanza a tirarle a la chica. Ella se agarra de los cortinados y consigue no caerse, para que el muchacho la encuentre todavía en pie, pero cuando él llega y la toma en los brazos, ella pierde las pocas fuerzas que le quedan y dice que lo quiere, y que pronto estarán en Berlín juntos otra vez. Y él recién se da cuenta que está herida porque las manos se le están manchando de la sangre de ella, del tiro en la espalda, o en el pecho, no me acuerdo. Y la besa, y cuando le retira los labios de la boca ella ya está muerta. Y la última escena es en un panteón de héroes en Berlín, y es un monumento hermosísimo, como un templo griego, con estatuas grandes de cada héroe.
  • Cinthia Segoviahas quotedlast year
    La cuestión es que ella, para dar el secreto del arsenal, exige verse con la plana mayor de los maquis. Y un día la llevan fuera de París, a un castillo. Pero ella ha hecho que la sigan el muchacho con sus soldados, así pueden tomar por asalto a los maquis del mercado negro. Pero el chofer que la lleva, que es aquel asesino que iba siempre con el rengo, se da cuenta que los siguen y hace una maniobra y les hace perder la pista a los alemanes que vienen siguiéndolos con el muchacho a la cabeza. Bueno, entonces llegan al castillo y a Leni la hacen entrar, y cuando se quiere acordar está ya con el jefe de los maquis, ¡que es aquel mayordomo que la vigilaba tanto a ella!

    —¿Cuál?

    —El de la casa misma del muchacho. Entonces ella lo mira bien y se da cuenta que es el mismo tipo horrible de la barba, el de la película de aquellos criminales que le mostraron en Berlín.
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