Era una idea hasta cierto punto ridícula, la supervivencia de los más aptos. Quizá servía de regla general para grandes cantidades de criaturas, pero no para individuos. Puedes ser muy apto pero quedar atrapado en la multitud que intenta salir de un edificio en llamas. Ser muy apto pero contraer una virulenta enfermedad y no poderte pagar el tratamiento porque eres pobre y no tienes seguro. Y por supuesto, puedes morir por puro accidente… a causa del descuido de otro.
Y sin embargo, si pereces, es que no eras apto. Le importarás un bledo a la historia, la historia ni siquiera tendrá constancia de ti.