Comprendo que los espíritus que pueblan el aire, ronden la tierra deseando encarnar.
-No escarmientan, dirán.
-No, no escarmientan. Las hijas de los hombres los seducen, desde los tiempos misteriosos de que habla el Génesis; una serpiente Invisible les cuchichea: «¿quieres empezar de nuevo?».
Y ellos responden al segundo, al tercero, al décimo requerimiento: «¡sí!»… ; y cometen el pecado de vivir:
«porque el delito mayor
del hombre es haber nacido».