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Muriel Spark

La abadesa de Crewe

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  • Reina Azúcarhas quoted10 days ago
    diré que un jesuita o cualquier sacerdote, ya que estamos en ello, sería el último hombre con quien me acostaría. Un hombre que al desvestirse cuelga los pantalones, quizá, pero no uno que cuelga las faldas, aunque les llamemos hábitos, no
  • Reina Azúcarhas quoted10 days ago
    Los filósofos, cuando dejan de filosofar y entran en acción, son peligrosos
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    La abadesa de Crewe solo puede decir que daría la bienvenida al regreso de la hermana Felicity a la abadía. En cuanto a la travesura reciente de la hermana Felicity, la abadesa se muestra enteramente comprensiva y, en verdad, desea aplicar las hermosas palabras de John Milton al acto impulsivo de la hermana Felicity. Estas palabras son las siguientes: “Yo sería incapaz de alabar esa Virtud oscilante y furtiva, sin aliento, anquilosada, que nunca sale a campo abierto ni quiere ver al adversario, sino que, todo lo contrario, huye del escenario…”. Repite esto al periodista, por favor, y si hay otros llamados telefónicos desde afuera, di que nos hemos retirado a dormir
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Gertrude —dice la abadesa—. Yo sé que Felicity tenía una pila de cartas de amor.
    —Deberías haberle dicho que las destruyera; deberías haberle advertido; deberías haber dejado que votaran por ella las monjas que quisieran; deberías haber
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Nuestra vigilia ha terminado ya. Sed calmas, sed vigilantes. En el hermoso día fijado, con aguas excepcionalmente calmas, Alexandra se encuentra en la cubierta principal, erguida como la chimenea blanca de un barco, mientras se maravilla al ver mecerse de costa a costa las anchas olas del mar, como aquel trigal sublime que nunca deberá ser segado, ni que fue tampoco sembrado jamás, trigo inmortal del Oriente
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Son muy insistentes. El periodista quiere saber qué piensa la abadesa sobre la deserción de Felicity.
    —Pásame el teléfono —dice la abadesa. Luego se dirige a la monja de la centralita—: Hermana, sé vigilante, sé sobria. Prepara tu lápiz y tu papel para que te dicte un mensaje. Escribe lo siguiente
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Gertrude —dice—. He llegado a la conclusión de que hay una brecha en tu lógica. Al mismo tiempo, me pregunto qué hacer en cuanto a Walburga, Mildred y Winifrede.
    —¿Por qué, qué han hecho?
    —Mi querida, parecería que fueron ellas quienes instalaron los micrófonos en la abadía y urdieron el robo.
    —En ese caso, expúlsalas
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Hermanas, sed sobrias, sed vigilantes, pues el diablo merodea como un león enfurecido, buscando a quién devorar
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    No es más que un recorte periodístico sobre el pequeño escritorio de Alexandra. “Novicios jesuitas se divierten”, seguido por unos cuantos párrafos jocosos sobre cómo dos estudiantes jesuitas entraron sin ser vistos en los claustros de la abadía de Crewe y robaron el dedal de una monja
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Veo una dificultad —dice Walburga—. Podrían objetar que pinchar los teléfonos y poner escuchas no es una mera ampliación del acto de prestar oídos a los rumores, invitar a la confidencia, abrir las cartas al vapor y registrar periódicamente los armarios de las novicias
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