Hemos permitido que nuestro mundo, como un estanque, se embarrara, se empantanara y se pudriera. Mirad a vuestro alrededor: por todas partes delito y pecado, codicia, persecución del lucro, disputas, desavenencias, decadencia de las costumbres, falta de respeto por los valores todos. En vez de vivir tal y como la naturaleza nos ordena, nos lanzamos a destruir la propia naturaleza. ¿Y qué tenemos? Un aire envenenado por la fetidez de las chimeneas de las forjas, ríos y regatos mancillados por mataderos y tenerías, bosques talados sin pensárselo dos veces… Ja, incluso aquí, en las raíces vivas del sagrado Bleobheris, miradlo, oh, allá, justo por encima de la cabeza del señor poeta, alguien grabó con una navajilla una frase repugnante. Y a todo esto mal escrita, no bastaba con que fuera un vándalo sino que además era un ignorante que no sabía escribir. ¿Por qué os asombráis? Esto había de acabar mal…